LA ADOLESCENCIA: UN MOMENTO DE VACILACION
Ponencia Presentada
Por: Clara Cecilia Mesa
Seminario Taller: Adolescencia o Adolescencias?
Instituto Jorge Robledo
Medellín, Nov. 4 y 5 de 1999
Ocuparnos de la adolescencia es ocuparnos de un momento crucial en la
Historia de un sujeto. Si lo miramos desde el punto de vista
fenomenológico, este momento se presenta como una crisis compleja, tejida
de nuevas ilusiones, pero al mismo tiempo, sensaciones de fracaso,
extravagancias, originalidades, drama, sufrimiento, explosiones de amor.
Es también un tiempo en el que se ven emerger formas sintomáticas como la
anorexia, las toxicomanías, el fracaso escolar, o bajo rendimiento escolar,
la amenaza contra su propia integridad, la irritabilidad, la discordia
constante con los padres, la aparición de embarazos prematuros, no
calculados y hasta el encuentro con un rumbo insospechado en la vida.
El cuerpo cambia de tamaño, de forma y estructura hormonal...Los
adolescentes concentran su atención en su cuerpo cambiante. Se sienten, se
ven, y se mueven de otro modo. Estos cambios deben absorberse, el nuevo
cuerpo debe volverse parte del yo.
Toda preocupación por el cuerpo a esa edad es poca. El cuerpo es el
misterio dominante, un centro constante de atención. A los trece años se
piensa más en la piel que en Dios, o en la paz mundial. A los trece años
muchas chicas pasan más tiempo frente al espejo que estudiando..." (1)
(Pipher, Mary. Reviviendo a Ofelia o "Cómo salvar una niña adolescente"
Pág. 69).
Aún así, si no la pensamos como patológica, es porque es posible reconocer
en ella su lógica operante, lo cual permite construir un proceso psíquico
que se moviliza entre las exigencias de la realidad y una respuesta
libidinal. En este caso veremos de qué manera se puede ordenar esta doble
vertiente, especialmente si tenemos como punto crucial los efectos de la
pubertad sobre el cuerpo y las consecuencias sobre la vida psíquica del
sujeto.
Sobre este mismo principio, es decir, la adolescencia como un proceso
psíquico tendiente a transformar un sujeto en sus relaciones de alienación
al deseo del Otro, nos ocuparemos en su dimensión estructural. Ello
requiere entonces, dar un salto de la fenomenología a la metapsicología en
términos Freudianos o de la fenomenologia a la estructura, en el sentido
Lacaniano, para ordenar los hechos del acontecer cotidiano en una lógica
que permita avanzar en la comprensión de lo que se trata en esta coyuntura
vital. Esto a su vez nos llevará a trascender de lo hormonal y orgánico a
una dimensión del cuerpo ordenado por el significante y el goce, un cuerpo
erogenizado, delimitado por las trazas del Deseo del Otro. Ir también, más
allá de lo social a lo que se juega en el plano de las identificaciones,
así como de lo moral a una dimensión ética de un juicio fundamental que
decide de la posición de
un sujeto frente a su sexo y a la ley.
La adolescencia pensada como un momento de vacilación significa que ella
está enmarcada en una temporalización lógica y no estrictamente como un
momento cronológico en el desarrollo sexual de un individuo, es decir que
no vamos a plantearla como una fase evolutiva ordenada en función del
tiempo y del organismo.
Me interesa detenerme sin embargo en este punto un momento porque ha sido
reiterativo en los diferentes textos que he consultado
para la elaboración de esta ponencia que ella esta inscripta como una fase
en el desarrollo, en la evolución continua y progresiva de un sujeto humano
hacia la edad adulta. Así las definiciones que encontramos sobre ella la
definen como: "período de la vida entre la pubertad y la edad madura".
"Período de transición entre la infancia y la edad adulta" Esta se inicia
con las modificaciones corporales de la pubertad, es antetodo el despertar
de la sexualidad y la posibilidad de su satisfacción fisiológica" (2)
(Tomada del Diccionario Enciclopédico Larousse Tomo I Editorial Planeta.)
Así mismo se define la adolescencia en relación a su raíz: Adolescer que
significa Caer enfermo, o padecer, adolecer de una enfermedad. Tener
algún vicio o pasión, pero también carecer de algo".
Algunas concepciones en la psicología del desarrollo ante el problema
coyuntural de saber si ella se debe a un proceso orgánico o un proceso
psicológico y como se sobre determina, ha optado por aislar dos conceptos
para definir los momentos particulares, de esta manera se diferencia
pubertad y adolescencia. La pubertad se refiere a un período relativamente
corto, caracterizado por cambios fisiológicos, durante los cuales, los
órganos sexuales alcanzan su madurez. Para las mujeres este período dura
cerca de 6 meses, casi nunca va más allá y generalmente se inicia con la
menarquia. Para los varones puede durar hasta 2 años. La pubertad,
generalmente sirve de base a la adolescencia.
La adolescencia, en cambio, si bien puede iniciarse simultaneamente con la
pubertad, se caracteriza por las condiciones psicológicas, sociales y
morales que pone en juego y puede durar cerca de 8 años o más. (3)
(Confróntese
González, Edgar: "Psicología del adolescente y del aprendizaje" págs. 26 y
27)
Sin embargo es llamativo observar cómo ante la pregunta por qué es lo que
desencadena esta coyuntura, la psicología de nuestro tiempo cada vez más
comprometida con la biología para intentar su filiación científica, incluso
su credibilidad en un mundo cada vez más determinado por el imperio de la
ciencia, acude a los paradigmas de la investigación biológica para dar
cuenta de estos procesos.
Así la pregunta por el desencadenamientos de los procesos de maduración
sexual, es respondido con la secreción de gonadotropina en la hipófisis, la
cual comandada a su vez por el hipotálamo que posee la función de una
central conmutadora superior(...)
El hipotálamo que es una especie de centro regulador de la mayoría de las
funciones corporales, tales como la frecuencia cardiorespiratoria y el
ritmo de vigilia - sueño, representa así mismo un tipo de reloj biológico
que desencadena dichos procesos hormonales, con vistas al brote de
crecimiento y al desarrollo de la maduración sexual de la pubertad"
(4)(Tanner y Taylor, 1970. Citado por Nickel, Horst. En Psicología del desarrollo de
la Infancia y la Adolscencia Vol II Edad Escolar y Adolescencia Barcelona,
Editporial Herder, 1978).
Esto puede ser verdaderamente valioso en la medida en que nos enseña un
saber que por nuestra formación en lo psíquico no poseemos, sin embargo me
llama la atención el informe que le da el soporte de cientificidad a
continuación que dice: "A partir de ciertos experimentos con animales, se deduce que el hipotálamo reacciona, a su vez ante determinadas hormonas procedentes del resto del
organismo. Se ha podido demostrar, con ratas (es el animal que en
laboratorio se comporta de manera más semejante al hombre.) que el
hipotálamo se fija en un sexo determinado, al parecer, los primeros días
después del nacimiento, por efecto de las hormonas sexuales que ya existen
reducidas en cantidades. Si se le extirpan a la rata macho, inmediatamente
después del nacimiento las glándulas sexuales y se le insertan unos
ovarios, estos prosiguen funcionando normalmente como sucede en las hembras
por influencia del hipotálamo y en la pubertad producirán los mismos
efectos que en las ratas hembras." (5) (Pág. 294)
Esto tampoco es en si problemático, si no fuera por la imposibilidad que
pone de manifiesto para responder un problema específico, en un campo
específico, es decir, la adolescencia, como un proceso estrictamente humano
y que si nos concierne es efectivamente por lo que nos da una condición
esencialmente humana.
En este sentido quisiera retomar el hilo de mi exposición situando una
evocación de Freud en "Los Tres Ensayos para una Teoría Sexual" en el que
Freud se ocupa de este proceso con una alusión a la resolución del enigma
que la esfinge en la entrada a Tebas le dirige a Edipo. La respuesta que
ella espera de Edipo es un saber sobre qué es un hombre...
Del recorrido previo me interesa retener algunos aspectos importantes,
entre ellos el carácter de entre dos momentos o de transición que se le da,
la condición de adolecer, padecer o poseer un vicio o una pasión, su
condición de despertar de la sexualidad y su posibilidad de satisfacción
fisiológica, el carácter de emergencia en lo real del cuerpo y finalmente
la incidencia que se le atribuye a la diferencia de los sexos que
presentifican, pues son problemas o formulaciones que habré de retomar en
lo que sigue de mi exposición.
Seguramente que hoy, en las postrimerías del Siglo XX, para nadie es ya
novedoso que la adolescencia no es la irrupción primera de la sexualidad,
como si fue la concepción a finales del siglo XIX cuando Freud inició sus
investigaciones sobre la sexualidad que se suponía que la sexualidad
faltaba en la infancia y aparecía en la pubertad, así, Freud dice: "Los
hallazgos extraordinariamente frecuentes de impulsos sexuales,
supuestamente excepcionales en la infancia, así como el descubrimiento de
los recuerdos infantiles inconscientes de los neuróticos, permiten
bosquejar el cuadro de la conducta sexual de un sujeto adulto, contando
con la sexualidad infantil." Es decir la emergencia de la sexualidad tal
como ella se presenta en la adolescencia responde a un programa
preestablecido con la sexualidad infantil.
En el psicoanálisis encontramos dos vertientes para pensar el problema de
la adolescencia. La primera corresponde a la "Metamorfosis de la
Pubertad" El segundo de los tres ensayos Freudianos,
en el cual el tema central para Freud es como se ordena el retorno
de la sexualidad en la adolescencia y las transformaciones que produce en
la relación del sujeto con el objeto sexual y las consecuencias sobre la
vida del sujeto. y una posterior que se puede ver en "La Psicología del
Colegial", un texto de 1914 , en el cual la tesis de Freud intenta dar
cuenta del motor que opera como desencadenante de la adolescencia.
El primer desarrollo comporta considerar la adolescencia inscrita en una
lógica de tres tiempos que en Freud se inscriben: Sexualidad infantil,
Latencia, adolescencia como un momento de vacilación que precede el momento
de concluir hacia la definitiva vida adulta. Brevemente revisaremos la
lógica de estos tiempos:
La sexualidad Infantil:
Esta sexualidad infantil tiene como fin la satisfacción, es decir, está
determinada por una forma de goce que se inscribe en el cuerpo de manera
fragmentada, por zonas erógenas. Esta satisfacción es siempre parcial,
pero desconoce el fin ultimo de la de la sexualidad adulta, es decir la
procreación. La sexualidad infantil, este primer florecimiento
de la vida sexual infantil, entre los dos y los cinco años, muestra además
una elección de objeto, con todas sus reacciones anímicas, de manera que la
fase correspondiente, a pesar de la defectuosa síntesis de los componentes
sexuales, debe estimarse como un antecedente muy importante de la posterior
organización sexual" (Freud. Tres Ensayos para una Teoría Sexual" Tomo II
pág. 1231. Edit. Biblioteca Nueva, España, 1973)
Esta sexualidad, va sucumbiendo lentamente a una represión y su
interrupción o desarrollo se debe tanto a factores particulares de la
estructura de cada sujeto, así como a la emergencia en lo real de
contingencias , lo cual nos lleva así a otro momento lógico que Freud llama
"La Latencia" y al cual le atribuye un papel importante.
LA LATENCIA
La latencia es un tiempo en el que la energía pulsional ha sido desviada
en todo en parte de la utilización sexual y orientada hacia otros fines
proporcionando así poderosos elementos para todas las funciones culturales
tales como la marcada inclinación por el deporte, la música, las
actividades
intelectuales, la creación artística, etc. Así como este período se
caracteriza también por la puesta en acción de los diques psíquicos: La
repugnancia, el pudor y el sentimiento moral.
Estos diques son el producto de las fuerzas psíquicas contrarias a la
sexualidad, es decir, la represión que opera sobre el empuje pulsional
infantil y que tendrían como fin oponerse a la pulsión sexual y canalizarla
marcándole su curso y poniendo tal satisfacción al servicio de la
civilización y del vínculo social. Estos diques en parte provienen de la
propia cultura y de la educación, pero en realidad esta evolución está
determinada estructuralmente.
Entonces, estos dos momentos preliminares para Freud tiene funciones
específicas: La sexualidad infantil revela una forma de goce particular,
la elección de un objeto de amor marcado por el objeto de amor incestuoso y
una forma de responder al deseo del Otro, goce pero con una falta de saber
sobre ese goce. Instante de la mirada, fijación de un goce que culmina con
la introducción de la prohibición del incesto, la introducción de una ley
universal que al prohibir el acceso al goce del cuerpo materno permite
articular el deseo a la ley.
El Segundo tiempo, que llamaré el tiempo para comprender, la latencia
apacigua la pulsión sexual llegando al momento de "Alzar los diques
sexuales de la repugnancia, el pudor y la moral, los que han de oponerse
al incesto, esto es, inculcar al niño aquellos preceptos morales que
excluyen de la elección de objeto a las personas queridas durante la
infancia" Ibid. Pág. 1226). Así, la latencia contiene una de las
condiciones de la evolución del hombre hacia la civilización pero también
las condiciones de su predisposición a la neurosis.
En esto es interesante ver cómo la clasificación actual de la psiquiatría
aporta un dato estadístico, según el cual la mayoría de los trastornos hace
su irrupción en la adolescencia. Lo cual no implica pensar a la
adolescencia como un trastorno en sí, pero es importante considerar las emergencias
sintomáticas que en ella se presentan.
Así, el tercer momento lógico, la adolescencia que emerge como un abrupto
florecimiento "como un despertar, como una ruptura, como crisis, entonces,
ya no la pensamos como el surgimiento de la sexualidad sino como retorno.
Dos nociones puntuales: la de crisis y la de retorno, a las cuales es
importante añadir su operador. La pregunta central sobre la adolescencia
es cuál es el operador lógico que pone en marcha este giro fundamental. En
este sentido la respuesta de Freud tiene que ver con el apartamiento del
Padre y la irrupción violenta en el campo del cuerpo de la exigencia
pulsional y en el campo del Otro con el amor y el deseo bajo la pregunta a
la cual el sujeto intenta responder: "Cómo un hombre puede amar a una
mujer?" "Qué desea una mujer?" si como piensa Freud, la adolescencia se
caracteriza por el hallazgo de objeto como un retorno de la elección
realizada durante el florecimiento de la sexualidad infantil, y que a pesar
de la defectuosa síntesis de los componentes sexuales y de la incertidumbre
del fin sexual debe estimarse como antecedente muy importante de la
posterior organización sexual, entonces en el inconsciente tendría cada uno
la impronta específica de la media naranja que colmará su deseo.
"Pero no es así. El inconsciente incluye las condiciones de la elección
amorosa - repetición, pero estas no son causas suficiente. El amor depende
del encuentro, lo cual indica que en el inconsciente hay una laguna" (6)
Soler, Colette. "La Maldición del Sexo" Publicado en La Carta #38 de la
A:C:F:C:, Octubre 1977. Pág. 4) Una laguna, es decir una falla, una
imposibilidad para reglar todo sobre la relación sexual. En la cita
Freudiana que acabo de citar el dice que la sexualidad infantil entraña la
lógica de la sexualidad definitiva "a pesar de la defectuosa síntesis de
los componentes sexuales y lo incierto del fin sexual".
Entonces, a qué llama "defectuosa síntesis"? Freud ha dicho que las
pulsiones son siempre parciales, pero además que no hay pulsión genital.
Hay pues allí un defecto que deja al sujeto humano en una condición más
precaria que la de nuestra rata de laboratorio a quien el hipotálamo le
dirá de todos modos cómo copular, como procrear y cómo satisfacerse. Este
defecto de la estructura pulsional agregado a que "en la mayoría de los
casos logra abrirse camino un fragmento de la vida sexual que ha escapado a
la sublimación propia de la latencia (7) Freud, Sigmund. "Tres Ensayos
para una Teoría Sexual". Edit. Biblioteca Nueva. Barcelona, 1973. Pág.
1231) y mantiene aislada su satisfacción, es decir un defecto también en la
regulación de las pulsiones, son las cosas que constituyen en la
adolescencia su carácter, destacado al comienzo de "Adolecer", pero también
de "pasión". Es lo que le da el carácter que los poetas han llamado "Dulce
Mal".
De esta manera, la crisis de la adolescencia, lejos de expresar lo posible
de la relación sexual, como lo mencionábamos antes, el despertar de la
sexualidad y la posibilidad de satisfacerla fisiológicamente, lejos de ello
más bien suscita los fantasmas que la hacen incomprensible, por cuanto no
hay un saber que preceda sobre cómo ser una mujer para un hombre o sobre
qué desea un hombre de una mujer y finalmente no hay proporción, las cosas
no funcionan igual para unos que para otros, no se puede afirmar que los
hombres desean de las mujeres lo mismo que las mujeres de los hombres.
Esto no va ni siquiera en nuestra época, la adolescencia no se expresa de
la misma manera en todas las épocas, incluso hay culturas que no la
perciben más que como iniciación y transición al mundo de los adultos, pero
hoy en occidente hacemos el balance en la adolescencia de un nuevo programa
de la cultura que como efecto de la alianza de la ciencia con las leyes del
mercado ha ensayado levantar toda prohibición, levantar el tabú de la
sexualidad y ofrecer al sujeto sin restricción todas las vías y objetos
posibles para la satisfacción irrestricta e incondicional bajo el imperio
del derecho a la individualidad.
Es una generación (Lo digo como generación, no universalizo con ello las
condiciones de lo particular), es una generación que se ha forjado en el
contexto en la libertad de gozar sin que nadie lo impida y sin restricción
en la sexualidad en un rechazo sobre la diferencia ha impuesto la moda
unisexo, bajo la pretendida igualdad de los sexos, lo cual, lejos de
reparar la falta de relación sexual, pareciera ahondar en la falla. Esto,
sin duda ha convertido el encuentro con lo sexual descarnado, sin velo en
un hastío, en una nueva forma de malestar en la cultura. Ha puesto en
crisis la basculación del deseo en la relación al falo y en la elección
frente a la adecuación a su propio sexo.
En consecuencia, el "todo está permitido" y el culto a la imagen hacen de
base a las formas contemporáneas del sufrimiento de nuestros adolescentes:
La anorexia, la bulimia, la toxicomanía, los deportes extremos, el riesgo
brutal de la velocidad y el hastío en una sexualidad con pocas promesas.
Finalmente me interesa articular retroactivamente aquí el concepto de
crisis con el que se ha nombrado la vacilación de la adolescencia: "El
término crisis se deriva del griego "Krisis", en el cual la raíz "KRI"
designa los granos de la cebada. La crisis significa la acción de
seleccionar (Krivar: Seleccionar, juzgar) de alguna manera los granos
buenos de la cizaña. "Hipócrates entendía por crisis, ese momento de
juzgamiento, de juicio, de decisión, de discernimiento(Krino en griego
significa discernir, decidir, aclarar) donde la suerte de malestar, o la
enfermedad pero también lo que hay de la crianza puede cambiar bruscamente,
sin prejuzgar si el cambio se orienta hacia lo mejor o hacia lo peor, así
la crisis cernirá el germen restante posible en un momento de báscula, un
pasaje de una posición a otra, inscrita en la diacronía de un antes y un
después". (J.B. Orler, R. Wertel. Une lecture Possible de la Crise chez
l'adolescent". En Destins de L'adolescence". Pág 59.
Lo que la crisis encierra, lo que ese juicio decide, hemos dicho
anteriormente, concierne a varios aspectos:
- Al empuje hacia un cambio de objeto, del objeto que comanda el
interdicto del goce sexual, hacia el objeto de amor, con la esperanza por
lo demás de que sea posible encontrar un objeto en el cual la corriente
sensual y la corriente tierna puedan satisfacerse.
En este movimiento, la relación sexual se revela como imposible, entanto
representa un encuentro con una imposibilidad de responder con un saber
previo a la relación entre un hombre y una mujer.
En el campo de las identificaciones, la crisis habrá de someter al sujeto a
la tentativa de construir una salida tentativa de su alienación, de su
relación de captura, de sujeción al Otro. Este proceso le hará saber, que
su vida no puede permanecer bajo la marca del Otro, su ser no puede ser
solamente lo que los atributos del Otro le han permitido ser. La relación
al Otro es por supuesto uno de los aspectos centrales en esta lógica
final para revisar la última afirmación Freudiana sobre la Psicología del
Colegial" y en el cual presenta una tesis en la que hace reposar lo
particular de la adolescencia en un cambio de la relación con el padre
"Cambio, cuya magnitud no es posible exagerar. El niño comienza a salir de
su cuarto de juegos parta contemplar el mundo real que lo rodea, y debe
descubrir entonces, cosas que minan la primitiva exaltación y que facilitan
el abandono de este primer personaje ideal. Comprueba que el padre ya no
es el más poderoso, el más sabio y el más acaudalado de los seres, comienza
a dejar de estar conforme con él; comienza a criticarle y a situarle en la
escala social y suele hacerle pagar cara la decepción que le produjera.
Todas las esperanzas que ofrece la nueva generación, pero
también todo lo condenable que presenta se origina en este apartamiento del
padre" ( 8) ( Freud, S. La Psicología del Colegial, Tomo II Edit Biblioteca
Nueva, Pág. 1894 )
Este apartamiento del padre en la adolescencia, es lo que moviliza lo que
Lacan ha llamado el Nombre del Padre, la ley, poniendo a prueba, esto es
movilizando también la relación del sujeto al deseo y al goce. De esta
manera, la vacilación, el carácter de "Moción suspendida" implica, allí
donde el joven ha visto decaer la imagen del padre, donde su garantía se
moviliza, emerge la realización de un "aserto sobre sí mismo que apunta a
la incógnita real del problema frente al deseo del Otro como un atributo
ignorado del sujeto mismo(...) De tal modo que este aserto sobre sí mismo
por el cual el sujeto concluye el movimiento lógico en la decisión de un
juicio" : "Ser o no Ser"(9) Lacan, Jacques. Escritos I El tiempo lógico
y el acerto de certidumbre anticipada. pág 28-29 Edit. Siglo XXI
Barcelona, 1974
Para terminar una cita de Lacan sobre lo que implica el momento de concluir
siempre en relación al Otro:
"Si bien, en esa carrera tras la verdad no se está sino sólo, si bien no se
es todos cuando se toca lo verdadero, ninguno, sinembargo lo toca sino
por lo otros" (10) Ibid pág. 35